jueves, 24 de marzo de 2011

Iris varios








Me gusta estar en el umbral de tu ojo,
el ojo es una casa. Mírese en el espejo.
Ya estoy dentro y me sacudo los pies en el tapete. 
Acepto el vaso con agua para refrescarme:
Porque me di cuenta que te amé en el primer ojo al alba. 
Al rojo de no sé, qué tarde fue. Roja, la tarde fue.

La verdad sin pantaletas besaba a su amante, de su muy acompañada almohada.
Y me di cuenta que te amo.
Y me di cuenta de la degradación del negro al blanco. 
Del blanco al negro,
en un despertar de pestañas rojas,
sin lágrimas rodando hacia abajo, me fui en un llanto…
Mi escala (c)romá ntica en canon.

Mi distancia en tantos puntos con olor a café y tabaco, a deseo y silencios. 
Mi soledad es el mejor amante.
Su identidad está en tu espejo. Un vapor sin miedo.

El paisaje a nubes abiertas y cielos nublados, 
la historia de dos abejas, humanos sin eros bañado en miel, 
manchados de círculos pequeñitos, 
y con un radio tan perfecto...