martes, 21 de septiembre de 2010

Ojos rojos





Asumamos que carezco de agudeza onírica.
De imaginación intuitiva...

¿Hay deberes abundantes en los colchones o debajo del diván?
O ¿Quizá junto a la lámpara de noche que vela tus lecturas?

¿Hay agendas llenas de copas y charlas?
¿Hay filas de dedos queriendo formar historias, esperando su turno en aquella máquina?

¿Hay lluvias encerradas con azulejos que se alargan hasta el alba?
¿Las letras cavan sus traspatios?

¿O acaso hay un pudor que bajo las sábanas te despierta el alma?

Verde necesario





Quiero ser hoja
y no ser vista cuando cae.

Prefiero no verte
para no darte mi cielo,
teñido de aurora boreal.

Borrarte del mapa
de mi sexo y de mi boca,
esa que da a luz a tu nombre,
en cada dulce sílaba sorda.

No lo consigo,
quizá si nazco de nuevo
en piel de mujer otra.

Un día eres todo y al otro más.
Concilio el sueño a la mitad,
culpa de la sin-razón de elegirte,
entre mi hermoso remedio o fatídico mal.

Me siento desnuda tal cual,
sin calceta que proteja mi andar;
Por eso escondo mis raíces
ni quiero ser tronco ni fruto con tu sal.

Voces, ríos y sombras



Volver al río,
a su preciado caudal.

Darle agua a los árboles
que acarician sombras.

Cuestionar a los labios fugitivos
y alcanzar a sus pies escurridizos.
Tirar al piso candados,
salvar la voz de ecos falsos.

Llenar el pozo
de infinidad,
dejar de traficar con la señora verdad.
Dialogar con gatos nocturnos
acerca de nuestra soledad.

Reflejarse en ella y nacer, ser.






miércoles, 15 de septiembre de 2010

Partirme en dos


Por Diana G. Candelaria



Una se pierde
en mares y lagos
y estanques
y charcos y gotas.

La otra se encuentra
en gotas y charcos
y estanques
y lagos y mares.






Plástica de hoy: Magritte

Tus breves muertes





Noche primera
No entiendo como le puedo explicar mis huecos necios, esos que pellizcan a sosiego la fibra de su mano,a esas piernas que se van de vez en cuando.

 usted. yo.

No olvide colgar su sombrero al llegar.
Yo no olvidaré abrir mi ventana para dejar entrar al azar.


Noche segunda

Susurro mis alientos, parte de lo que gritó cuando no ya no quedó tiempo.

Parpadeé y no se sonroje viajero. Usted está por llegar.

Noche tercera

Abrazos lejanos, ombligos distantes. Agua en demasía, ausencia.
Derroche de recuerdo.

Bienvenido será en otro puerto, cuerpo... siempre tendrás otro cuerpo.


La pintura: Remedios Varo. Surrealismo español. "La despedida"

domingo, 12 de septiembre de 2010

Los cerezos crecen más rojos al sol de incertidumbres





Lo tengo claro…
no quiero ni colocarle en la punta de mi lengua
¿Para qué?
 Es vano,
la escupiría antes de que se atreviera a entrar.

No amarro cuerdas de zapatos porque iré volando,
no me debo a la certeza viviendo en la boca,
no necesito de ella cuando tengo la libertad de mis silencios,
esos a los que les doy mis buenas noches
y un confort exclusivo con olor a cerezos y flores
clavadas a la tierra de un jardín,
la sutileza de lo inexplicable,
 de algo que no quiero ni hurgarme en la carne,
ni en los lunares, ni en mis imaginares,
esos que siempre se adelantan.
 Yo no quiero adelantos,
quiero el certero sol de un hoy
que el mañana mata con bolsillos llenos de temerosas manos.

La vida muestra lo que su capricho ansía de mí.
Se levanta la falda cuando gusta,
cuando quiere viento,
cuando desea que su sexo sea descubierto.
Qué dócil libertad la suya.
Ojalá las manos usaran faldas
en lugar de meterse a los bolsillos.
Matar los mañanas con faldas,
faldas que vuelan sobre el pavimento
con preguntas de juguete
que no lastimen como el adelanto
de ensoñar a colores, sintiendo una escala de grises recorrerse el cuerpo.

Manos que vuelan sin pensarlo dos veces.
Que vuelan imaginando diez veces.
¿Certezas para qué?
si son fatales para la piel y malas para el corazón.
¿Pensar para qué?
 luego no crecen las alas de los pies.

Arrojo un puño de esos lunares ligeros,
espero la negrura para encender velas
y escribirle una aguerrida carta al recelo,
propongo escribir con las faldas de las manos
y callar palabras con besos envueltos en silencio y desatino,
esos que nos hacen libres,
para volar lejos a la tierra,
donde crecen aquellas flores.
A los cerezos los llevo conmigo.

Marc Chagall y un vuelo "Sobre la ciudad"

sábado, 4 de septiembre de 2010

Naturaleza viva





Eres el ardor más profundo de una infinidad de plexos.
Amores virtuosos del alma.
Dudas durmiendo a la orilla de almohada.
El miedo se despoja de sus botas en la entrada si te miran descalza.
Eres en el hombre, todo y nada.

Los eventos nocturnos de sus pupilas
…y esos tantos soles callados sin muecas, desvestidos por las mañanas.



Fluir