miércoles, 26 de enero de 2011

Diáfana ceguera




Veo
lo que miras
con
tus ojos
CIEGOS son.


Veo
lo que no miras
cuando
tus ojos
CIEGOS no lo son.

martes, 25 de enero de 2011

Sin prisas







¿Y el ritmo cadencioso del viento?

procuremos el natural cauce del río...

Tarde naranja en mis rojas venas

jueves, 20 de enero de 2011

Soledad de madera



Por Diana G. Candelaria

Soledad de mierda. De cartílago. De algodón de azúcar. De lija. De papel. De tinta. Soledad con plumas. Con canas. La estrujo entre las sábanas. La llamo entre dientes. La deseo atrapada entre la gente. A veces la odio. Otras es dónde la paz encuentra su alma. Algunas ocasiones es la cínica vendiéndome amor, de besos sin muerte.

Disposiciones de una mujer en-amor activa:





Estos años he vivido en una cajita musical, quiero decir con esto que, si alguien abriera alguna puerta o ventana – dependiera de la cantidad que se buscase como inicio- llegaría fácil al dormitorio y pronto a la cocina, hubo un evento que me acostumbró a ese orden, yo venía educada para meter a alguien a la cocina, incluso tener la casa entera antes que irme a la cama con él! cuestiones conservadoras, han de entender.
Al saber esto, el caballero deseoso y con la desesperación entre las piernas, querrá entrar con flores de plástico (típico de varones sin forma) al dormitorio, fíjese pues que tendrá que detenerse a ver bajo sus pies que tanto aprietan el paso y lo arruinan todo, le estoy dejando escrito en el tapete, como forma intertextual, una nota de advertencia, encontrará en ella la disposición de la habitación cardiaca:

La bailarina valsa mientras un piano le apoya en afanada voluntad, la identidad del amante será descifrada en el momento en que logre, tener la paciencia para quedarse a la función, no tiene el programa de mano, por lo general un programa de mano es papel escrito y no te sorprende, y con dicha referencia, no tiene la caraja idea de cuándo la mujer es que danzará ante sus ojos.
Cuando por fin el hombre logre ver a la mujer elevando su cuerpo al baile, se podrá descubrir la identidad del pianista explorador.

Reconozcamos una verdad aquí:
Ningún piano se toca solo… hay un hombre detrás de mi piano.

A mi hombre-piano, detrás de las montañas bañándose en mi mar.



Edgar Degas y sus bailarinas.

miércoles, 19 de enero de 2011

Lúdico nocturno



Por Diana G. Candelaria

El cuerpo salió a pasear,
los ojos a caminar,
y la lengua a respirar.
Mientras la razón bailaba danzones
bajo la luna llena de deseo y mortalidad.





La foto: Túnel en Guanajuato,Gto. Méx.

Dianalogía (Fragmento)


Por Diana G. Candelaria



De pie sigo.
Sabina querido.
Sonrío.
Por fin tengo ganas.
Mi margen al paso va.
Calzarse el zapato para adelantarme al paso.
Por lo malo que hicimos.
Por el daño que ofrecimos.
Por lo retorcido que admitimos.
Por las confidencias que omitimos.
Por la paz y por nuestras guerras.
Por las loqueras sin nombre.

De no entender.
De no explicar.
De ser feliz.
De estar lleno con vacíos.
De aguardar bajo los puentes.
De romper los papeles.
De no mirar para atrás.
De no hurgar en lo delante.
De pintar en madrugada.
De escribirle al alba.
De canciones sin título.
De melodías sin voz.
De torres de libros.
De misivas sin freno.
De edificios sin elevador.
De cortinas sin lazo.
De teatros llenos.
De museos abiertos.
De tus curiosos.
De mis arrebatos.
De cabezones y lloronas.
 De estar triste y poderlo decir.
De vivir un destino.
De besar al azar.
De saberse incertidumbres.

Hombre. Más.
El más que es como la mar.
Por la causa sin razón.
Por los silencios con humor.
Por crecer aquí.
Por charlar desde allá.
Te necesito en mí.
Por mi andar. Sin permisos.
Sin tapujos. Sin dolores.
Con deseo.
Decirlo me libera.
Y no hay nada que guardar.
Sin poseer.
Desnudo caminar.

Por vida. Por poesía.
Por mi soledad.
Por la dicha que ahora tengo en mis rincones negros.
Por los llantos no tirados a luz.
Por los que alguna vez derramé hasta la muerte.
Por compartir aires y pieles.
Por las dudas que no te rechinan los dientes.

Por la dudas que te hacen sol.
Por los caminos de tierra.
De plantas. De ríos.
De cautelosa razón.
De sabrosa sinrazón.
De cantos. De nervios.
De verdes. De blancos.
Te necesito por las letras.
Por el arte.
Por las carreteras.
Por los peces.
Por los vientos.
Por las cerezas.
Por la libertad.
Por humanidad.
Por amor.
Te necesito.


Relieve en yeso. Pintura al acrílico. Sin título Diana G. Candelaria

martes, 18 de enero de 2011

Escalera de literatura corta



Por Diana G. Candelaria

Es al amor al que me invento, aún cuando no hay rostro ni cuerpo, ni corazón al que seguir.
Repaso mis días y mis noches, entendiéndote.
La validez consistía en la armonía, si no estás armónico, sé creativo y consciente.
Temas para sobrevivir a un día normal-rutinal: casa, oficio, origen y destino.
La niña que se peina volteando la cabeza.
Tratemos de tejernos en la piel todos tus afanes.
Eres mi imposible porque eres mi ideal necesario.
Has sido perturbado hasta la cima; después sosiego en mecedora.
En seguida tengo el deseo de ardor espiritual.
Ella siempre vivió la edad que le dictaba el espíritu.
Nadie puede mentirle a la rutina de su humana realidad.
Adoptando los elementos circunstanciales de mi cotidianidad: Cambio de rutina.
Compartir infinidad en brevedad de un instante.
Los niños compiten por el juguete más deseado de la gaveta más alta del ropero.
Mira siempre detrás del zapato que viene de frente.


Laterales de Paul Klee

Romances instantáneos




Soy romántica tus ojos,
mis romances muertos,
vivos, viva me siento, tuya.






Giorgio de Chirico: Los arqueólogos

Recuerdos de Vallejo



Por Diana G. Candelaria

Hay gente que llena sus vacíos con agua.

Otros con fuego,
otros sin embargo,
llenan sus vacíos con tierra.

Finalmente, pero no menos importante,
se encuentran las personas que llenan sus vacíos con aire.

Al terminar mi observación…
me di cuenta que estoy llena de los vacíos de su universo entero.


Por aquellos días que nací
cuando dios estaba enfermo.

Con los estros de Vallejo y Bertolt Brecht.
Plástica Matisse: Odalisca