sábado, 23 de julio de 2011

Vestido de dramas para el fin de semana.



¡No queda nada!
sobre el hombro de mi llanto
sobre la mano sin caricias.

Queda el esfumado
paso de iluminados sigilos.

Si suficiente fuera el sueño para disolverlo,
consumiría la muerte a redondos abiertos.


¡Fenecer absurdo!
¡Deseo los ritmos de aquel vigoroso encanto!
Cuando la esfera nocturna menguaba 
sobre la piel de nuestro frío.














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